Por eso quizá el diagnóstico no haya sido tan bueno en Estados Unidos, porque Glass (2018) -el cierre de la trilogía de superhéroes de M. Night Shyamalan, con las anteriores Unbreakable (2000) y Split (2016)- no es una película de superhéroes al uso. La acción queda relegada a lo cotidiano. La acción de las películas de superhéroes, que suele desarrollarse en espacios abiertos, con las ciudades...
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